Y si NO SOY tan bueno como los demás piensan? Y si no puedo con esto?

Pese a que en tu vida laboral o académica demuestras tu capacidad, ¿estás convencido de que no mereces el éxito que has logrado? ¿Padeces de inseguridad crónica? Te pasa que a pesar de que haces todo lo que corresponde: estudias, tienes un buen trabajo, una familia y quizás algunas cosas materiales; una “vida normal” o mejor aún una carrera exitosa terminas el día pensando “si supieran que no soy tan bueno como creen”. ¿Te aterra el fracaso? ¿Quizás has ido a trabajar pensando que eres un fraude? ¿Estás convencido de que se darán cuenta de que no sabes de lo que hablas?

Una carrera profesional exitosa, logros académicos, elogios y a pesar de todo, sigues pensando que todo se debe a una serie de "golpes de buena suerte", que pueden desaparecer en cualquier momento.

Este trastorno es más habitual de lo que parece: se llama "síndrome del impostor" y siete de cada 10 personas lo han sufrido alguna vez en su vida, según la doctora Valerie Young. "Millones de mujeres y hombres en todo mundo, desde exitosos directivos de empresas, hasta brillantes estudiantes o actrices, están secretamente preocupados por no ser tan capaces como todos creen", asegura Young. "Tienen la sensación de no estar nunca a la altura; de no ser lo suficientemente buenos, competentes o capaces; de ser impostores, un fraude".

Si este es tu caso, no eres el único: las personas más exitosas suelen ser las que más se preocupan.

Según la Coach de desarrollo profesional Virna Vitteri. “El síndrome del impostor lo sufrimos cuando pensamos que no somos buenos, que no podemos hacer las cosas bien o que no nos merecemos nuestros éxitos. Y por si te lo preguntas, no solo te pasa a ti. Me pasa a mí y le pasa a todo el mundo. Si bien nuestro cerebro con frecuencia suele pensar en negativo, un ambiente competitivo, con presiones, hostil, lleno de opiniones y falta de reconocimiento externo es el ideal para que nuestra autoestima caiga por el piso y aparezcan este tipo de pensamientos.”

El síndrome del impostor, a veces llamado síndrome del fraude, es un trastorno psicológico en el cual las personas exitosas son incapaces de asimilar sus logros. Quienes tienen muchos logros y triunfos suelen sufrirlo; así que esta sensación no es necesariamente asociada a una baja autoestima o falta de confianza. De hecho, algunos investigadores la han vinculado al perfeccionismo, sobre todo en mujeres. La tendencia a minimizar y subestimar el éxito es significativa en quienes padecen el síndrome del impostor.

Los “impostores” rechazan toda demostración de éxito y piensan que es sólo por suerte, ya que estuvieron en el lugar y el momento adecuados, o tal vez, por engañar a otros al pensar que son más inteligentes y capaces de lo que en realidad son.

Esto puede afectar negativamente tu carrera académica y/o profesional. Si estás convencido de que no estás a la altura de tu carrera o empleo, puede evitar que te impongas o que corras los riesgos necesarios. Puedes obsesionarte con la idea de no cometer un error en lugar de ser proactivo.

Evaristo Fernández, profesor de Psicología Diferencial de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED, España) asegura que este síndrome está muy ligado al pesimismo defensivo.

"El Pesimismo Defensivo (PD) y el Síndrome del Impostor (SI) tienen cosas en común: la existencia de dudas acerca de la propia habilidad, el miedo al fracaso y el mantenimiento de unas bajas expectativas de resultado, todo ello a pesar de una importante historia de éxitos", explicó en un ensayo publicado por la Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología (AECP).

"No se creen merecedores de los éxitos que obtienen y les preocupa que los demás puedan descubrir en cualquier momento que no son tan inteligentes como parecen". Y agrega: "A pesar de sus logros, los denominados impostores manifiestan importantes dudas acerca de sus habilidades y creen que éstas son continua e injustificadamente sobreestimadas por los demás". "No corren riesgos ni se atreven a pedir un ascenso porque tienen miedo de no estar a la altura, así que trabajan por debajo de su potencial", sostiene. "También aumenta sus niveles de estrés y afecta a su productividad porque a menudo postergan tareas o bien trabajan demasiado duro para justificar que su éxito se debe al duro trabajo y no a su talento".

Si te sientes reflejado en esa situación, lo mejor que puedes hacer, es comenzar a dar las gracias la próxima vez que te hagan un cumplido. "Sin dar excusas, sin justificarte. Simplemente dar las gracias".

Lo más normal es que con el tiempo desaparezca tu sensación, pero, de no ser así, sería bueno que "investigues más sobre el tema, reconozcas las exigencias que te impones a ti mismo y cambies los guiones internos cada vez que te enfrentes a una situación de estrés".

PARA IDENTIFICAR SI PADECES DE ESTE SÍNDROME:

Sé consciente de lo que pasa por tu mente. Identifica cada vez que aparezca alguno de los siguientes pensamientos, así sabrás que estás en presencia de tu propio impostor:

* Incapacidad para disfrutar de los logros: pueden aparecer pensamientos como: “Pude haberlo hecho mucho mejor” o “fue por pura suerte”. “Sólo me halagan porque me quiere”

* Miedo a nuevos retos: es común que pienses que no tienes la capacidad para avanzar con un proyecto nuevo, o que no estás preparado para nuevas responsabilidades o para conseguir un nuevo y mejor empleo o peor aún una vida mejor

* Compararse con los demás: esto “en principio” no es problema, todos lo hacemos. El problema viene cuando vemos en los demás, características únicas que los hacen especiales y que hacen que nosotros no estemos a su altura.

* Miedo a que nos descubran: creemos que nuestros logros no nos pertenecen y son producto del azar. Por esto tememos que alguien, en algún momento, descubra que nuestras capacidades no existen.

Como todo, no necesariamente te verás reflejado en cada uno de estos pensamientos, pero si has tenido alguno o varios de ellos. Abre los ojos y se consciente: tu impostor te está haciendo una jugada.

QUÉ HACER …

Reconoce y escribe tus pensamientos y sentimientos de “impostor” cuando surjan. Esto te ayudará a romper el ciclo de pensamientos negativos. Suele suceder que cuando los escribes, ves estos pensamientos desde otra perspectiva y puedes abstraerte de ellos.

Haz una lista de tus fortalezas. Llevar un registro de tus logros es una buena forma de recordarte que NO eres un fraude o un farsante. Cuando te sientas ansioso y mal contigo mismo, revisa tu lista. Los logros que quizá en algún momento no te parezcan importantes suelen adquirir mayor validez con un poco de tiempo y otra perspectiva.

Libérate del hábito de procastinar. Evita postergar. Dejar las cosas para después solo empeorará tus sentimientos de ineptitud. Enfrenta los problemas directamente y tacha los puntos de tu lista de pendientes. Primero aborda las tareas difíciles para que, una vez que las termines, tengas una sensación de logro y fortaleza.

Compárate, pero hazlo contigo. No estés tan pendiente de lo que hacen los demás. Compara tu propia situación y cómo has crecido a lo largo de los últimos meses.

Admite lo que no sabes. Simular que sabes lo que en realidad no, te generará frustración. Los mejores profesionales son los que saben lo que saben y saben lo que no saben. Si hay algo que desconoces, exprésalo y apréndelo. Es imposible que sepamos todo.

Ayuda a otro a crecer y a avanzar. No hay cosa más gratificante para las personas que recibir ayuda de forma desinteresada. Te hará sentir muy bien saber que le has dado la posibilidad a otra persona para que sea bueno en su trabajo y te ayudará a creer en tu capacidad para hacer las cosas bien.

Busca ayuda, un psicólogo, coach, mentor, asesor, lo que tengas a la mano. Una persona externa verá con objetividad tus fortalezas, tus debilidades y tus propias percepciones sobre ellas y te ayudará a verlas e interiorizarlas.

Es importante enfrentar estos problemas, pero también puede ser positivo tener algo del síndrome del impostor: conservas tu humildad y te concentras en mejorar tus hábitos. Sin los efectos de este síndrome, puedes volverte megalómano y estar convencido de que eres infalible.

Cuando tu impostor vuelva a aparecer, porque lo hará… Detente, concientízalo, míralo de frente y usa las herramientas que ya aprendiste para superarlo.

Por último, quiero recordarte que eres un SER único y especial, que tienes todo para alcanzar lo que te propongas, que mereces todo, mucho, no una parte ni un poquito y que cuando dices YO SOY te estás refiriendo al Ser que eres y no a lo que haces, por eso si algo de lo que haces, piensas o sientes anda mal, sencillamente corrígelo y avanza.

Gracias Por Leerme!

Lisandra

Temas