La matemática dejaría de ser difícil si dejamos de pensar que es difícil.

Se les teme, casi nadie dice que es su materia favorita de la escuela, pero ¿Es realmente tan difícil la matemática?

En nuestra sociedad siempre se le ha mirado con admiración a quienes dominan los números, a quienes se les da con facilidad la matemática. Y es casi natural, pues lo normal es escuchar a la gente decir "soy malo para las matemáticas", es más, nos criamos oyendo decir a nuestros padres, madres, tíos, tías, abuelos, abuelas e incluso a nuestros hermanos mayores:

"Me iba mal en matemática"

Con esa frase grabada en nuestro cerebro es que llegamos al mundo de la educación y al enfrentarnos a la famosa asignatura nuestra postura evidentemente es de rechazo y desagrado.

Predisposición completamente negativa respecto a la matemática es la que llevan los estudiantes a sus establecimientos, la pésima actitud hacia el ramo, por ello la mala onda con "el/la viejo/a de matemática" y la nula motivación por trabajar. Todo lo anterior desemboca, generalmente, en resultados académicos que frustran al alumnado, notas rojas que engrandecen la creencia de que la matemática es un muro que no los deja avanzar y que solamente unos pocos aventajados son capaces de trepar.

Lo preocupante de esto es que, una vez formada esta idea de que la matemática es demasiado difícil, no se puede cambiar con facilidad. La motivación hacia la matemática es un aspecto que toma muchísimo tiempo para mejorarlo en los estudiantes.

Si en casa se buscara mostrar esta ciencia como algo amigable y útil, porque claramente lo es, los profesores de matemática no tendríamos que luchar para que los estudiantes trabajen. Si los apoderados buscaran olvidar sus malas experiencias para no traspasarlas a sus hijos, podrían ayudar de mejor manera en los trabajos y tareas. Si dejásemos de ver la matemática como algo reservado para algunos iluminados y entendiéramos que todos somos capaces de aprenderla, practicarla y aprovecharla...

La matemática dejaría de ser tan difícil.