• Arte y sentido: algunas consideraciones

Arte y sentido: algunas consideraciones

La belleza y el arte hoy no están necesariamente unidos. A partir de Duchamp y su urinario, las nuevas tendencias proponen que incluso en lo feo o baladí puede haber arte, en tanto también son formas de expresar y construir un espacio disruptivo de la realidad. Así, la belleza, en sentido clásico, no es a lo que aspira el artista posmoderno. Hoy se estila más la búsqueda del impacto emocional que la armonía y el equilibrio. La obra de arte debe “provocar” al observador, para que cuestione su cotidianeidad y se enfrente con aspectos que le estaban ocultos. Según críticos y estudiosos, la mera réplica o imitación de la naturaleza hoy se quedan cortas para la producción artística. Ya los impresionistas del siglo XIX, con ese afán por captar mejor el movimiento que los objetos estáticos, empezaron a salirse de los cánones tradicionales de la pintura como mímesis.

Se dice que el arte es en sí una disciplina rupturista y que está en su esencia romper con los convencionalismos y las tradiciones. Sin embargo, hay un par de principios que no se han podido (y tal vez no se puedan) negar u omitir. El arte tiene su razón de ser ante la vista humana: resulta difícil imaginar un arte que no vaya dirigido a las personas y, por lo tanto, ajeno a sus intereses, pasiones, deseos, esperanzas. El arte usa los medios materiales e ideológicos que dispone en su tiempo y circunstancia: por más que quiera rechazar la historia y su contexto para presentarse como puro, incontaminado o atemporal, no puede abstraerse por completo de su entorno social y cultural. Es así que, a pesar de sí mismo y sus exigencias, refleja inevitablemente al hombre y la cultura que lo produce.

Pero, por sobre todo, y creo que este es uno de sus pilares esenciales, el arte se debe conectar con la sensibilidad y la intuición, y, a través de éstas, con las emociones. No hay arte si no hay emoción; pero no la emoción trivial de lo cotidiano y rutinario, de la sensiblería o sentimentalismo fácil y prosaico. No. Hablo de las emociones sublimes que experimentamos, por ejemplo, ante la fuerza de los fenómenos naturales y la maravilla de su ímpetu. Si bien la creatividad puede complementar y potenciar estas sensaciones, sin los estremecimientos gozosos que produce estar frente a lo misterioso, a lo intenso, o a lo vívido, el arte se transforma en algo intelectual que no llega a cumplir su misión de sintonizarnos espiritualmente con el mundo.

El ser humano tiene una necesidad intrínseca de experimentar lo placentero, de apreciarlo y producirlo, porque no es puramente materia o cuerpo visible, sino también ilusión, curiosidad y admiración. El arte aquí juega un rol esencial. En tanto crisol de placer y fuente de emociones, puede ir llenando esos vacíos de sentido que la materia deja al descubierto.

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